Manada de Lobatos Pueblo Libre

lobatos

El nombre de «Lobatismo» viene de El Libro de la Selva, de Kipling, que fue escogido por Baden-Powell como tema y fundamento de la Rama.
El Lobato puede entrar en la Manada a partir de los 8 años y quedarse en ella hasta los 11 años.
Durante este período, los niños, cualquiera que sea su medio, tienen características comunes mucho más claramente definidas que en períodos ulteriores. Ante todo el Juego es para ellos «el verdadero que hacer de la vida» (Vera Barclay), y todo aquello que no es juego en el sentido en el que ellos lo entienden está desprovisto de interés.

I. ESTRUCTURA

1. La Seisena

Una Seisena se compone de cinco Lobatos y un Seisenero. Prefigura a la Patrulla de Scouts, colocando de golpe al Lobato en un marco que ya le será familiar cuando acceda a la Tropa. Pero tiene una autonomía mucho más limitada, suficiente sin embargo para permitir al Coordinador de Manada dirigir las actividades de la Manada con el máximo de orden y de eficacia.

2. El Seisenero

El Seisenero es un chico que ha comprendido mejor que los demás el ideal contenido en el Lobatismo, que ha realizado sus pruebas como buen Lobato y que está dotado de una personalidad capaz de imponerse a sus compañeros. Es capaz, pues, de simplificar el trabajo del Coordinador de Manada, dentro de los límites fijados por este último, en el transcurso de juegos, de ejercicios y del campamento. Está asistido por un «sub-seisenero».

3. La Manada

La Manada comprende un determinado número de Seisenas. El total de chicos no debe pasar de 24 en principio. La Manada envía a los Lobatos mayores cuando han alcanzado la edad de ser Scouts.
La característica de una Manada es ser una «familia feliz» (Vera Barclay). El niño tiene una necesidad fundamental de ser amado, comprendido y de vivir en paz y armonía. La Manada le ofrece ese clima privilegiado.

4. El Coordinador de Manada

El Coordinador de Manada es llamado Akela por sus Lobatos. Más que conocimientos, le es necesario para tener éxito, amar y comprender a los niños, y haber conservado o reencontrado su «espíritu de infancia».
Al contrario de lo que pueda parecer, las reuniones y salidas se preparan con tanto más cuidado cuanto que la necesidad de cambio de los Lobatos puede acarrear más imprevistos. Las reuniones y salidas preparadas en «Consejo de Akela» (pequeño consejo que agrupa a Akela y sus Asistentes), se sitúan en un programa trimestral, establecido conjuntamente con el resto del Grupo, y que comporta normalmente salidas y celebraciones comunes.

5. El Consejo de Manada y la Roca del Consejo

El Consejo de Manada reúne a todos los Lobatos alrededor del Jefe de Manada para permitir a éste dar sus instrucciones con el silencio y la atención de todos, o también para discutir ciertos proyectos en curso que interesan a toda la Manada.
En las ocasiones más solemnes, la Manada se reúne alrededor de la «Roca del Consejo». Esta clase de formación se realiza con ocasión de una ceremonia, Promesa, entrega de estrellas… o para resaltar la importancia de una decisión o de un acontecimiento.

II. FINES

Los cinco fines del Escultismo son los mismos para la Rama Lobato, pero adaptados a las posibilidades del niño. El Lobato se compromete mediante la Promesa a hacer «lo mejor». La Ley de los Lobatos le llama a ser un chico limpio, atento, servicial, alegre y sincero, un futuro Scout.

1. Salud

La edad del Lobato es aquélla en la que se adquieren los buenos hábitos que dan salud. Se le enseña primero a ser limpio, a asearse con agua abundante, a desear el aire fresco, a respirar bien. Después se le inicia en la educación física mediante ejercicios que desarrollen la agilidad, la precisión y la coordinación de movimientos. Por último, los juegos al aire libre, individuales o colectivos, le dan el desahogo físico necesario para compensar su vida recluida de escolar y asegurarle un crecimiento armonioso.

2. Carácter

Forjado en el ambiente de «familia feliz» de la Manada, el Lobato es entrenado de manera natural a «no escucharse a sí mismo» y a vencer su natural individualismo para que «la Manada tenga éxito y sea la alegría de todos los que forman parte de ella» (Vera Barclay). La Ley y las máximas de la Manada, así como las reglas de los juegos y la disciplina del campamento modelan su naciente personalidad y le hacen sentir que la felicidad no reside ni en el placer egoísta, ni en la agitación sin freno, sino en una actividad jovial, ordenada hacia un fin común.
La responsabilidad ejercida por el Seisenero, aunque limitada, es especialmente una formación muy buena de su carácter.

3. Servicio

«Nunca un niño es tan dichoso como cuando está totalmente ocupado en hacer un servicio a alguien» (Vera Barclay). Pero le gusta encontrar por sí mismo lo que le complace, y poner en la manera de hacerlo una nota alegre, a menudo impregnada de humor y de fantasía. Es así que le gustará dar una sorpresa a sus padres con tal o cual trabajito realizado en secreto. El Jefe de Manada ayuda a su imaginación mediante sugerencias, dejándole libertad de obrar, recordándole que, el día de su Promesa, prometió realizar cada día una buena acción.

4. Sentido de lo Concreto

Las actividades manuales agradan a los niños: les gusta dibujar, pintar, hacer construcciones, fabricar juguetes, trabajar la madera, etc. Estas actividades también responden a su necesidad de obrar como los hombres o, por lo menos, «fingirlo». El trabajo será presentado de tal manera que parecerá al niño tan apasionante como un juego.
Los múltiples trabajitos, realizados para una Fiesta o para decorar el «Cubil», son a la vez medios de expresión que permiten al niño reafirmarse, y son factores de alegría; alegría purísima de haber creado algo. Al mismo tiempo, desarrollan la paciencia, la perseverancia y el dominio de sí.

5. Sentido de la espiritualidad

El niño es particularmente sensible a lo sobrenatural: de ordinario no tiene, respecto a los grandes misterios de la fe, nuestras objeciones de adultos. Los Jefes de Manada se inspiran en la espiritualidad de San Francisco, Patrón de los Lobatos, para transmitirles el sentido de la belleza de la creación, el amor a las criaturas, incluso a las más humildes.

III. MÉTODO

1. El simbolismo de «El Libro de la Selva»

A los niños siempre les han gustado las historias: incluso los más inquietos se quedan en silencio y tranquilos cuando una bonita historia se les cuenta bien.
Es por lo que Baden-Powell tomó El Libro de la Selva y particularmente la historia de Mowgli como fundamento y método del Lobatismo. En efecto, esta historia en la que Akela, el viejo Lobo, desempeña el papel principal y en la que Mowgli, el «cachorro humano» aprende a vivir en medio de los habitantes de la jungla, está repleta de sabias lecciones que «hablan» a la imaginación de los niños con mucha fuerza.

2. La obediencia activa

«Haciendo de la obediencia el fundamento mismo del Lobatismo, Baden-Powell construyó sobre roca» (Vera Barclay). El individualismo de los niños les lleva en efecto a actuar cada uno por su cuenta, y a rebelarse contra cualquier coacción.
Tomando como ejemplo la obediencia del lobo joven al viejo lobo que le enseña los secretos de la jungla, Baden-Powell ha hecho aceptar esto a los chicos como la primera lección de la vida.
3. El sistema de Seisenas

Prefiguración del sistema de Patrullas, el sistema de Seisenas consiste en implicar a los Seiseneros en la buena marcha de la Manada y en la formación de los Lobatos.
Para ello el Coordinador de Manada reúne periódicamente a sus Seiseneros en Consejo de Akela para ponerles al corriente de los programas de manada y para pedirles su opinión sobre ciertas cuestiones o ciertos chicos. Muy a menudo, tendrán un conocimiento instintivo de lo que podrá gustar o tener éxito, lo que será muy estimado por el Coordinador de Manada.

IV. ACTIVIDADES

1. El Juego

Para el niño, vivir es jugar. El juego no es pues para él una distracción o una actividad secundaria, sino la expresión constante de un instinto. Está «repleto de risas, luchas, apetitos, audacias, si no, es anormal» (B.P.).
La habilidad del Coordinador de Manada es la de considerar el juego con los ojos de sus Lobatos, aportándole, como saliendo de sí, las reglas que le harán tener éxito, pues lo volverán más divertido. Al preferir los Lobatos jugar con sus monitores antes que entre ellos solos, jugando de esta forma bien y limpio, se puede estar seguro de que los juegos practicados responden a su doble fin: divertir y formar el carácter.
2. El Campamento

El Campamento es la culminación de todo un año de trabajo continuado. Siempre se prepara con cuidado, y se establece un programa, preciso y flexible a la vez, en Consejo de Akela. Bien llevado, es a la vez la culminación del año y el mejor trampolín para el año siguiente.

3. La progresión y las especialidades

La progresión de los Lobatos en el transcurso de su estancia en la Manada está marcada por algunas pruebas sencillas y por las especialidades.
Entrando como «Lobezno», el chico llega a ser Lobato cuando hace su promesa. Normalmente puede hacerla transcurridos seis meses y lleva entonces la huella de Bagueera. Después puede conseguir una «primera estrella» que corresponde a la capacidad de seguir con aprovechamiento las actividades de la Manada. Con su «segunda estrella», el chico llega a ser un Lobato consumado que tiene «los ojos y las orejas abiertas». La «Piel de Shere-Khan» la consiguen tan solo aquellos lobatos que han demostrado ser lobatos ejemplares en todos los aspectos.
Las especialidades de lobato son sencillas y responden a los gustos de esa edad: se reparten en cuatro grupos: inteligencia, habilidad manual, servicio al prójimo, aptitudes físicas.

V. CONCLUSIONES

La Rama Lobato, partiendo de un conocimiento directo del niño, y mirando la vida con sus ojos, le presenta, en el marco imaginado de El Libro de la Selva, un conjunto coherente de juegos y de actividades donde puede expandirse y mejorarse en el seno de una «familia feliz». Aunque forma un todo completo, desemboca en la Tropa, para quien es la mejor preparación.